traducido por Martin Ant - hispanismo.org
Justo el año pasado, el Banco de Inglaterra admitió abiertamente que los bancos privados son responsables de crear la mayor parte de la oferta monetaria de la nada. Esto es significante porque, aunque la verdad sobre la creación del dinero por los bancos ha estado flotando alrededor en el foro público durante al menos los últimos cien años (gracias en gran medida a los esfuerzos de C. H. Douglas y otros), algunos banqueros y economistas han negado esta realidad (mientras otros, como Reginald McKenna, han sido bastante abiertos sobre ello) [1]. Aún hoy día, hay mucha gente, incluyendo muchos políticos, que son felizmente inconscientes y/o están seriamente desinformados en relación al origen de nuestra oferta monetaria.
En el documento del Banco de Inglaterra “Creación del Dinero en la Economía Moderna” (Cf. http://www.bankofengland.co.uk/publications/Documents/quarterlybulletin/2014/qb14q1prereleasemoneycreation.pdf) estos hechos relevantes son presentados en el resumen previo a ese trabajo de la siguiente forma:
En la economía moderna, la mayor parte del dinero toma la forma de depósitos bancarios. Pero la forma en que esos depósitos bancarios son creados a menudo no resulta del todo comprendido: la principal vía para su creación es a través de los préstamos que hacen los bancos comerciales. Siempre que un banco hace un préstamo, simultáneamente crea un depósito correspondiente y equivalente en la cuenta bancaria del prestatario, creando de esta forma nuevo dinero.
Siempre que los bancos hacen préstamos, es decir, siempre que adquieren los pagarés o títulos de deuda de firmas, gobiernos o individuos, o compran valores, o pagan sus propios costes de explotación, crean nuevo dinero en forma de crédito bancario. Este crédito bancario existe en forma de cifras electrónicas, intangibles. En un típico país industrial, el 95 % o más de la oferta monetaria existe en forma de crédito bancario y la mayor parte de ese crédito se crea junto con el correspondiente volumen de deuda con interés (o deuda equivalente). Solamente el 5 % o menos existe en forma de billetes y monedas, o moneda legal.
El Banco de Inglaterra ha explicado también la naturaleza básica de nuestra oferta monetaria en el siguiente video:
La creación bancaria de la mayor parte de nuestra oferta monetaria es algo que debería ser admitido abiertamente por los bancos y debería ser parte del conocimiento general de la población. Vale la pena repetirlo: los bancos no prestan los depósitos de otras gentes. En lugar de ello, todo préstamo y toda adquisición bancaria crea un depósito, o estampa nuevo dinero.
Ahora bien, resulta fácil, sobre la base de esta llamativa revelación, creer que el principal problema con el actual sistema financiero consiste en el inequívoco hecho de que los bancos crean la mayor parte de la oferta monetaria de la nada. Desde una perspectiva del Crédito Social, sin embargo, esta situación no debería constituir el centro de nuestra preocupación. Después de todo, alguien, sean los bancos, el Estado, o los bancos en unión con el Estado, ha de crear la oferta monetaria. El principal problema con el sistema tiene que ver con las condiciones bajo las cuales nuestro dinero es creado, emitido y retirado.
En otras palabras, el principal asunto tiene que ver con la política: ¿quién controla la oferta monetaria y para qué propósitos?
Bajo el actual sistema, la oferta monetaria está controlada en gran medida por los bancos privados, y las condiciones de su creación, emisión y retirada sirven a los intereses de los financieros a expensas de los legítimos intereses de los consumidores.
Ahora bien, la solución a la dominación privada de la oferta monetaria no consiste en reemplazarla con un total monopolio del control sobre el dinero por el Estado o el gobierno. El Estado podría igual de fácilmente crear, emitir y retirar el dinero con el fin de servir a los intereses de una élite oligárquica que hubiera asumido el control del Estado siempre que no fueran cambiadas las otras convenciones financieras y económicas. Son, sobre todo, los términos que gobiernan el funcionamiento de la oferta monetaria lo que necesita ser modificado en favor del individuo.
En un sistema monetario honesto, es decir, uno que reflejara correctamente las realidades relevantes, los consumidores individuales ocuparían los puestos de mando de la economía y controlarían, directa o indirectamente (es decir, a través de una Oficina Nacional de Crédito), las condiciones de la creación, emisión y retirada del dinero, para así asegurarse de que su política (es decir, el objetivo que esté en línea con sus mejores intereses) sea apropiadamente promovida.
¿Cuál es esta política alternativa que el sistema financiero (es decir, los sistemas bancario y de contabilidad del coste) debería servir? Respuesta: el efectivo suministro de los bienes y servicios deseados con la mínima cantidad de esfuerzo y gasto de recursos.
Actualmente, el consumidor tiende a recibir la menor cantidad de bienes y servicios a cambio de la mayor cantidad de esfuerzo y gasto de recursos. Hasta que este segundo objetivo político no sea reemplazado por el primero, no podrá haber una genuina democracia económica ni tampoco ninguna democracia política real.
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[1] En la reunión anual de accionistas del Midland Bank del 25 de enero de 1924, Reginald McKenna, presidente de dicho banco, dio una clara y sucinta descripción del proceso de creación del crédito:
La cantidad de dinero en existencia varía solamente con la acción de los bancos al incrementar o disminuir los depósitos. Sabemos cómo tiene lugar esto. Todo préstamo bancario y toda adquisición bancaria de títulos crea un depósito, y toda devolución de un préstamo bancario y toda venta bancaria [de títulos – OH] lo destruye.
Recogido en el San Bernardino County Sun de 15 de marzo de 1924, página 24. Cf. http://www.newspapers.com/newspage/49117643/ (visitado y leído el 9 de enero de 2016). La fecha y lugar de esta declaración es proporcionada por Crate Larkin en su libro, From Debt to Prosperity. Cf. J. Crate Larkin, From Debt to Prosperity. (Rougemont, Québec: The Pilgrims of Saint Michael, 2008), 36.
El hecho de que los bancos crean de la nada el dinero que ellos prestan o emiten de cualquier otra forma, ha sido admitido por un buen número de otros prominentes bancarios a lo largo del siglo veinte. Aquí dejamos únicamente dos ejemplos más:
Respuestas de Graham F. Towers, Gobernador del Banco de Canadá de 1934 a 1955, a las preguntas formuladas por el Sr. McGeer durante la reunión de 3 de mayo de 1939 del Comité Permanente de Banca y Comercio de la Cámara de los Comunes:
P. Pero, ¿no hay lugar a dudas de que los bancos crean ese medio de cambio?
R. Eso es correcto. Es para eso para lo que están.
P. Es para eso para lo que están y eso es lo que hacen.
R. Sí, lo hacen.
P. ¿Y ellos emiten esa forma de medio de cambio cuando adquieren títulos o hacen préstamos?
R. Ése es el negocio bancario, del mismo modo que una fábrica de acero hace acero.
P. Entonces tenemos claro en este punto que nuestros bancos comerciales crean y emiten el 88 por ciento del medio de cambio dinerario en uso común en Canadá hoy día. ¿Es eso correcto, no?
R. Aproximadamente.
Comité Permanente de Banca y Comercio, Actas del Proceso y Testimonios Concernientes al Banco de Canadá, (Ottawa, J. O. Patenaude, I.S.O., Printer to the King´s Most Excellent Majesty, 1939), 287.
Si todos los préstamos bancarios fueran devueltos, nadie tendría un depósito bancario, y no habría ni un solo dólar de dinero legal o moneda en circulación. Éste es un pensamiento asombroso. Dependemos completamente de los bancos comerciales. Alguien ha de tomar prestado todo dólar que tenemos en circulación, efectivo o crédito. Si los bancos crean abundante dinero sintético somos prósperos; si no, nos morimos de hambre. Carecemos absolutamente de un sistema monetario permanente. Cuando uno llega a obtener una visión completa de este cuadro, le resulta casi increíble el trágico absurdo de nuestra impotente situación… pero así es.
Robert H. Hemphill, antiguo Director de Crédito de la Reserva Federal del Banco de Atlanta, en su prefacio al libro de Irving Fisher de 1935, 100 % Money. Cf. Irving Fisher, 100 % Money (ThaiSunset Publications, 2011), Kindle edition.