traducido por Martin Ant - hispanismo.org
A lo largo del curso de los últimos años, el pueblo griego ha tenido experiencia de primera mano del hecho de que los sistemas financiero y económico modernos no funcionan. Puede que no sepan, sin embargo, por qué no funcionan y qué puede hacerse para poder arreglarlos.
La capacidad productiva bruta (tanto actual como potencial) de la economía industrializada moderna es tan enorme que no existe ninguna buena razón para la pobreza; para el servilismo en sus varias formas (incluyendo la política fútil del pleno empleo); para las crónicas y cada vez más crecientes deudas públicas, corporativas y del consumidor (que nunca podrán ser pagadas en su totalidad); para la inflación; para el despilfarro económico y el sabotaje; o para los cada vez más crecientes impuestos e intervenciones del gobierno en la economía. En una palabra, no hay fundamento físico para lucha económica de ningún tipo.
La enorme discrepancia entre lo que una economía moderna puede hacer y lo que realmente hace, así como la correcta solución a esa particular paradoja, ha sido conocida –no ampliamente conocida, pero sí conocida– desde hace muchas décadas.
El ingeniero anglo-escocés, Mayor Clifford Hugh Douglas (1879 – 1952) identificó correctamente la causa nuclear que está detrás de la disfunción económica y también ideó medidas correctivas apropiadas. El cuerpo de pensamiento resultante se vino a conocer como Crédito Social.
Grecia sufre porque, para empezar, el sistema financiero convencional no está apropiadamente diseñado. No está diseñado para facilitar, en la mayor medida posible, el suministro de bienes y servicios cuando, donde y en la medida en que sean requeridos, con la mínima cantidad de molestias para todos. En lugar de ello, la economía física está cercada, restringida y distorsionada por un sistema financiero que no refleja adecuadamente la realidad. De ahí que la lucha económica sea completamente artificial. Si uno quisiera resumir el problema en una sola frase, esa frase sería: “escasez crónica de poder adquisitivo del consumidor”. Para empeorar las cosas, es inevitable que ocurran recurrentes crisis financieras mientras esta brecha subyacente entre precios e ingresos no sea adecuadamente atendida.
La solución apropiada consiste en que el sistema financiero sea modificado adecuadamente para restaurar un equilibrio verdadero (es decir, auto-liquidable) al flujo circular. Un flujo compensatorio de dinero “libre de deuda” ha de ser creado por una Oficina de Crédito Nacional y emitido directamente (como Dividendo Nacional) o indirectamente (como Descuento Nacional sobre los precios al por menor) al consumidor. Una vez que se haya conseguido una endógena homeostasis financiera, todos los otros síntomas de la disfunción económica quedarán disipados.
Animo a todos lo griegos que quieran de corazón los mejores intereses para su país a que se tomen el tiempo en familiarizarse con el análisis y las propuestas correctivas del Crédito Social.
La esencia del mensaje de Douglas ha sido explicada en los siguientes posts del blog:
El Crédito Social Explicado en 7 Puntos
Crédito Social: Una Simple (si bien algo larga) Explicación
Es Hora de Dar Ya un Giro Copernicano Económico
Grecia no necesita medidas de austeridad inhumanas, ni tampoco necesita de la intervención de la troika globalista (el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo). Lo que Grecia necesita es una reforma monetaria de Crédito Social.
Los griegos dieron al mundo la idea de “democracia”; la apropiación y la aplicación apropiada de las ideas del Crédito Social de un ingeniero británico les permitiría finalmente poder disfrutar de la realidad de la democracia económica así como también de la democracia política. Sin libertad e independencia económica para cada individuo, una genuina democracia política no puede existir. El exitoso establecimiento de una comunidad de Crédito Social en Grecia serviría de lección objetiva para el resto del mundo entero y sería imitado en todas partes.